DOMINGO DE RESURRECCION, 4 DE ABRIL DE 2010. LA MAESTRANZA SIGUE EN CAIDA LIBRE.
Tarde de toros como no hay otra en el calendario taurino. La Maestranza se engalana con sus mejores joyas. Las ilusiones alcanzan máximos historicos, pero los taurinos se encargan de desmontar toda la belleza para transformarla en decepción.
Los toros de Daniel Ruiz han sido lo que habitualmente son los toros que se crian para las figuras y ellos exigen. Terciados los tres primeros y completamente anovillados los tres últimos. El primero se derrumba estrepitosamente a la salida del simulacro del primer puyazo. Pañuelo verde del presidente Sr. Teja que se reencuentra con el palco. Los restantes que fueron saliendo por chiqueros para evitar que siguieran el mismo camino se simulaba la suerte de varas. Para colmo de despropositos, el segundo de la tarde cuando entra al caballo y el picador ni le toca hace ademán de derribar al varilarguero. Como éste aguanta recibe una ovación tal si hubiera recetado un enorme puyazo. La Maestranza degenera.
Los tres primeros infumables carentes de fuerzas, clase y casta llegan a la muleta sin posibilidad de lucimiento a pesar de no haber sido picados.
En el cuarto que no era clara su embestida en la muleta, el maestro Morante saca de la chistera su clase de estetica y compone una faena que se agradece ante un animal anovillado y dulzón en su embestida. Como juega en casa se le perdona que mate de un bajonazo infame y la gente muy condescendiente pide la oreja que es concedida.
Manzanares con el novillote quinto, que llega a la muleta con son queriendo regalar sus orejas organiza su faena a base de toreo desviado abusando del pico de la muleta y componiendo la figura. Logra engatusar al respetable y tras una estocada entera, algo desprendida es obsequiado con otra benévola oreja.
El perdedor de esta tarde fue Miguel Angel Perera, que en el sexto de la tarde no se acopló con la embestida algo descompuesta del astado, pero en el pecado lleva la penitencia, porque pensando que iba a tener las mismas escasas fuerzas que sus hermanos mandó dejarlo crudo en el caballo y desarrolló peligro en banderillas poniendo en aprietos a Joselito Gutiérrez, quien resolvió muy bien.
Como decimos, en la muleta no hubo pases claros, pero si enganchones, mantazos a media altura, para al final intentar el toreo encimista que tanto le gusta, pero el público protestó y terminó de estocada casi entera.
Mención especial para Juan José Trujillo y Curro Javier en la lidia y en banderillas. Son dos colaboradores de lujo para el torero delicado de Alicante.
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